Mensajes

Fernando Delgadillo

Recorro a diario una franja de costa

de arena blanca de sol y de sal

que golpea eternamente noche y día

el oleaje del mar.

Aquí he venido a dar por accidente

para afrontar la existencia y azar

que lleve el náufrago de sus anhelos

y la tempestad.

Mis caminatas se han vuelto el objeto

de cada mañana que salgo a buscar

en la distancia la vela de un barco

que algún día vendrá.

Le di por nombre “la Isla del Olvido”

y entre otras cosas me puse a juntar

la variedad de formas de botellas

que abandona el mar.

Y así encontrando ya hace mucho tiempo

en una de ellas me hallé esta señal:

“sigo esperado por ti cada ocaso

en el mismo lugar”.

La nota no tenía firma ni fecha

como tampoco marcaba un lugar

e imaginé que encontraba en el mundo

otro náufrago más.

“Sin tiempo y firma y de ninguna parte

te salgo a buscar”,

decía el mensaje en la misma botella

que devolví al mar.

Así mi vida en la Isla del Olvido

adonde cantan las olas del mar

abandonando maderos sin tiempo

y sueños sin hogar.

De arena blanca en la noche estrellada

de luminosas mañanas sin más

que andar dejando en la arena mis huellas

que el mar borrará.

Siempre esperando el ala de una vela

que me quisiera a su viaje invitar

hallar los restos de aquellos

que ya no han vuelto a navegar.

Se sigue aquí sólo que hace algún tiempo

que extrañamente he empezado a encontrar

mensajes de otros naufragios que han visto

una vela en la mar.

Y así como ellos llegan a mi playa

cada crepúsculo vuelvo a lanzar

a un mensajero nombrando un anhelo

que tarda en llegar.

Junto con unas palabras de aliento

que escribo a quien las pudiera encontrar

en el mensaje que en esta botella

confiamos al mar.