No ha salido el sol
Y Ana y Miguel
Ya prenden llama.
Ella sobre él,
Hombre y mujer
Deshacen la cama.
Y el mar que está loco por Ana
Prefiere no mirar.
Los celos no perdonan
Al agua, ni a las algas, ni a la sal.
Al amanecer
Ya está Miguel
Sobre su barca.
Dame un beso amor,
Y espera quieta
Junto a la playa.
Y el mar murmura en su lenguaje:
-¡Maldito pescador!
Despídete de ella,
No quiero compartir su corazón-.
Y llorar, y llorar, y llorar por él.
Y esperar, y esperar, y esperar de pie
En la orilla a que vuelva Miguel.
Dicen en la aldea
Que esa roca blanca es Ana.
Cubierta de sal y de coral
Espera en la playa.
No esperes más niña de piedra.
Miguel no va a volver.
El mar le tiene preso
Por no querer cederle a una mujer.
Y llorar, y llorar, y llorar por él.
Y esperar, y esperar, y esperar de pie
En la orilla a que vuelva Miguel.
Incluso hay gente que asegura
Que cuando hay tempestad,
Las olas las provoca
Miguel luchando a muerte con el mar.
Y llorar, y llorar, y llorar por él.
Y esperar, y esperar, y esperar de pie
En la orilla a que vuelva Miguel.
Y llorar y llorar, y llorar por él.
Y llorar, y llorar y llorar sobre el mar.