Pedrá

Extremoduro

No me importa que me claves, como a un Cristo, en la pared,

ten cuidado no me falte de comer.



Tú me agarras, yo te empujo

y no me hace falta más,

con tu flujo me alimento de mamar.



He aprendido, de estar sólo,

a llorar sin molestar

y a cagarme en los calzones y a dudar.



La verdad sólo tiene un sentío,

no me obligues a engañar,

si te crees toas mis mentiras, que vacío debes estar.



Bomba. Bomba. Bomba... Erestupamí.

No sé ni cuantas noches llevo ya sin dormir,

arráncame las uñas de los pies.



Morir sólo una vez, va a se poco para mi,

el diablo me ha cogido miedo y no me deja entrar.



No creas que estoy huyendo

si me ves retroceder, espera,

que estoy cogiendo carrera;

desafiar la perspectiva del fracaso

a la que estamos: condenados.



Me estoy reformando, te miro, me hincho,

me tiro a los cactus desnudo

pero no me pincho.



Me estoy reformando todas las mañanas

y ahora hago siempre todo

lo que me da la gana.



Y saborear,

si tú le das, todo tiene sentido;

y al despertar

te voy a contar cositas al oído.



Vuelo hasta una mancha en la pared,

me vuelvo ajeno a todo

y me sobran hasta mis propios pies.



Deja de perseguir, a las moscas por el techo,

no ves que no me entero

de que mierdas estas hecho.



Tampoco es que me importe, no sabía que decir,

por mí puedes quedarte

tú conmigo y yo sin ti, sin ti.



Y pa cara perro: yo, ¿Qué te juegas?

vuelve a darme la razón: y te la ganas.

Y pa cara perro: yo, ¿Qué te juegas?

vuelve a darme la razón: y aquí la cagas.



Si quieres que yo te quiera, chungo aunque me des dinero,

pues yo no meto la lengua en esa mata de pelo.



Si quieres que yo te quiera, lo vas a tener muy crudo,

pues yo no meto la lengua en ese chocho peludo.



Por volver como eres,

por volver como somos,

por la inmensa sonrisa de tus cansados ojos,

por volver donde algu