Adios Abanico, Que Llego El Aire

Extremoduro

A deshora, me levanto de la cama, sin nada que hacer; me declaro insuficiente y siempre fuera de la ley.

Y a cuidarte despacito, y a espantarte las moscas con miel me dedico, y estáte al quite por si acaso hay que correr.

Despistado, descosido, estoy cansado, no he dormido, y cada día me gusta un poco más.

A tu lado he aprendido ¿y qué ha pasado? -que me he perdido-, y cada día me gusta un poco más.

Voy caminando, y pienso en no pisar ni una amapola; ella, entretanto, duerme casi casi siempre sola.

Y si arreglo, y si encuentro, y al volverte de nuevo a mirar, y si te falto hasta la muerte ¡pues ojalá que haya algo más!;

y al mirarte, a frenarme, negociar, darle gas y a correr, y al rebufo quiero ir, de tu manera de pensar, si me preguntas ¿dónde vas?

Despistado, descosido, estoy cansado, no he dormido, y cada día me gusta un poco más.

A tu lado he aprendido ¿y qué ha pasado? -que me he perdido-, y cada día me gusta un poco más.

Voy caminando, y pienso en no pisar ni una amapola; ella, entretanto, duerme casi casi siempre sola.

Voy caminando, y pienso en no pisar ni una amapola; ella, entretanto, duerme casi casi siempre sola.