Tu Imagen

Silvio Rodríguez

Tu imagen me llegó

a las seis menos diez

y no pude dormir

ni un instante después:

te confundías con mis sábanas,

te me enredabas en la sien.

Lucías tan real que casi fui feliz,

pero a las seis y diez

me comprendí sin ti:

eran mis solitarias sábanas

y una habitual mañana gris...



Y tú eras mi viento, mas no a favor;

eras mi barca en el pedregal;

eras mi puerta sin tirador;

eras mi beso buscando hogar.



Y tú eras un parto de antigüedad,

maña de un diablo desesperado;

eras espuma de soledad,

carne con llagas de desamor.



Y así fuiste la otra mitad

de amanecer

que no alumbró jamás.