Caminando sin parar
Como un hombre demente
Como un barco a la derivaQue no tiene donde llegar
Hundido en su despecho
Un gitana le contó
Que por la mujer que usted llora
Ya hace tiempo lo olvidó
Le siguió leyendo las cartas
Hasta el punto de decir
Que la dueña de sus penas
Le gusta la vida fácil
Le respondió que él no creía
Porque lo tenía que ver
Que le diera la dirección
Pa′l poderse convencer
Siguió el camino
En busca de aquella mujer
La que un día se marchó
Y que a cumplir un contrato
Muy decidido
Con sus ojos pudo ver
El trabajo de su mujer
Era prestar servicio en un cabaret
De sus ojos salieron lágrimas
Y entonces le pregunté
Que si la regla de su contrato
Era vender su cuepo
Y entonces ella le contestó (compa'e)
Con una mirada nerviosa
Que ella allí sílo trabajaba
En el armario brillando copas
De sus ojos salieron lágrimas
Y una miradita nerviosa
Que ella allí sílo trabajaba
En el armario brillando copas
Del timbo al tambo andas tú
Ese era el trabajo y tu guandaco
Pensaste que el bobo era yo
Que me iba a comer ese cuento
Mírale la boca bien coloreada
Y esa cara pintorreteada
Y una licrita bien pegada
Que toda la fruta se marcaba
Del timbo al tambo andas tú
Ese era el trabajo y tu guandaco
Pensaste que el bobo era yo
Que me iba a comer ese cuento
Mírale la boca bien coloreada
Y esa cara pintorreteada
Y una licrita bien pegada
Que toda la fruta se marcaba
De sus ojos salieron lágrimas
Y entonces le preguntó
Que si la regla de su contrato
Era vender su cuepo
Y entonces ella le contestó (compa′e)
Con una mirada nerviosa
Que ella allí sólo trabajaba
En el armario brillando copas
En el armario brillando copas