El Payaso

Marcos Vidal

Era capaz de hacer a un niño reír, sin parar
Tenía ocurrencias tan geniales, solo él era capaz
La cara pintada de colores y en la mano un violínQue sonaba más o menos, pero hacía reír

Y el caso es que en el fondo era un infeliz
Le parecía ridículo pintarse la nariz
Lucía mucho más un salto mortal
Y él quería

Ser equilibrista y oír
Sobre la pista ovaciones
En vez de tanto reír

Nunca supo asumir su posición, sin darse cuenta
Que hacía feliz a tantos en su papel de Cenicienta
Que si un día faltase en el circo llegaría a su fín
Que nunca sería el mismo, sin su violín

Pero él seguía empeñado en ser infeliz
Se veía tan ridículo, pintada la nariz
Soñaba todavía con el trapecio
Pretendía

Ser equilibrista y oir
Sobre la pista ovaciones
En vez de tanto reír

Fué una mañana blanca e invernal
Tras el ensayo
No pudo resistirlo más
Se subió en el travesaño

Y al verse en la altura
Sintió subirle el vértigo hasta la nuez
Y no habían puesto mallas
La última vez

Apenas sintió nada cuando cayó
El domador que regresaba
Fué el primero que le vió

Logró salvar la vida y un mes más tarde, le dijerón:
"Todo ha terminado
El circo ha cerrado
Ya no venían niños a la función"

Hoy vive retirado en algún lugar, en las afueras
Pegado día y noche a su silla de ruedas
Parece que ha terminado aceptándose por fín
Incluso algunas veces toca el violín

Díez niños le visitan y le hacen feliz
Cuando les ve llegar a lo lejos
Se pinta la nariz

Y cuando alguno se burla con desprecio, él contesta:
"Sería un miserable
Sería yo el culpable
Si no cumpliese, la misión que recibí"

Porque aunque fuí un fracaso, soy
De profesión payaso
No me juzgues mal
Dios me hizo así