Siempre fue por el buen camino y nunca se dejó llevar,
trabajaba quince horas, fiel amigo de los demás.
Declaraba lo indeclarable, de apellido honestidad,
de vocación ecologista, pacifista sindical,
socio honorario de la palabra solidaridad, y dar y dar.
Pero un buen día llego cansado, el pelo sucio y mal color,
con la paga en el bolsillo y dudas que nunca entendió.
Compró un fusil con garantía en un anuncio de televisión.
Fue al banco, como cada Viernes:
- Buenos días, Señor. Cuánto dinero va a ingresar.
Cuídese usted, lo veo mal.
Un brillo raro en su sonrisa hizo temblar a quien creía conocer.
Tiró la piel de cordero y dijo:
- He venido a cancelar mi cuenta con este mundo.
Gracias por enseñarme a odiar.
Sacó el fusil con la etiqueta, todavía sin quitar,
mientras sonreía amablemente a los demás.
Y antes de que pudiera, ni siquiera respirar
le metieron cinco tiros agentes de seguridad.
Y nunca nadie supo, que es lo que le pudo hacer cambiar.
Y bautizaron con su nombre a una nueva especie animal;
un híbrido entre cordero, mierda, lobo y sociedad.
Tiró la piel de cordero y dijo:
-He venido a cancelar mi cuenta con este mundo.
Gracias por enseñarme a odiar
Sacó el fusil con la etiqueta todavía sin quitar
mientras sonreía amablemente a los demás.